En el siglo XX, los espacios comunes de un pueblo o colonia eran por lo general construidos y manejados por instituciones del estado o religiosas. En décadas recientes se han multiplicado los centros comunitarios administrados por universidades, organizaciones no gubernamentales, colectivos y comunidades organizadas. Los nuevos espacios responden no a una lógica nacional o global, sino a condiciones y procesos locales.
El pabellón de México en la Bienal de Venecia reunió diversos centros comunitarios que proponen nuevas maneras de entender lo colectivo y su relación con el espacio. Entre ellos se encuentran la Granja Transfronteriza, en Tijuana, el Centro Ejidal Margaritas en el desierto de San Luis Potosí e infraestructuras comunitarias en Altos de San Pablo en Querétaro.
Desde estos sitios se gestionan procesos sociales y de manejo del territorio. Son también lugares para la experimentación donde se ensayan nuevas maneras de concebir y practicar la participación. Los centros comunitarios en el pabellón aportan lecciones importantes para la articulación de procesos arquitectónicos, sociales y políticos.
La Granja Transfronteriza
La Granja es un espacio construido por el colectivo Torolab en Camino Verde, una colonia de Tijuana con altos índices de violencia. Con la intención de iniciar procesos que contribuyeran a la formación de una cultura vecinal y mejoraran las condiciones de seguridad locales, Torolab construyó un edificio comunitario. La solidez del edificio manifiesta el compromiso del colectivo de permanecer en la comunidad e implementar estrategias de largo plazo.
Durante los últimos tres años, Torolab y los habitantes de Camino Verde han desarrollado distintas iniciativas para tejer redes sociales entre personas que antes no se conocían. Un proyecto con este objetivo fue la realización de un libro con las recetas e historias de distintos habitantes de la zona. Este documento da visibilidad a la diversidad de Tijuana, ciudad poblada por migrantes de todo el país. El recetario establece, a partir de la comida y las historias compartidas, un espacio de diálogo entre personas con distintos orígenes. Los proyectos realizados en La Granja buscan también producir reflexiones colectivas sobre situación social y de seguridad en sus alrededores.
Recientemente, a partir de un taller coordinado por los artistas invitados Hannah Ollinger, Manfred Rainer y Stefan Wirnsperger, los habitantes de Camino Verde realizaron Tito, una película en la narran Titus Andronicos, la obra más violenta de Shakespeare, como si hubiera ocurrido en su colonia.
Centro Ejidal Las Margaritas
Ubicado en el desierto de San Luis Potosí, el Centro Ejidal Las Margaritas es un proyecto promovido por TOA, Cayaca, Base BioArquitectura, Colectivo Patas Verdes, Dellekamp Arquitectos y los habitantes de la región. El centro ejidal es un punto de encuentro para mestizos y wixáritari, y para los migrantes, turistas, comerciantes y activistas que circulan por la zona. Desde este espacio se realizan actividades que buscan reformular las relaciones sociales en un sitio en el que las estructuras administrativas y de tenencia de la tierra implementadas en los años treinta no tienen ya vigencia.
En palabras de Lara Becerra en el catálogo del pabellón, “no había un sentido de comunidad, ya que la gente de la zona había llegado de distintos lugares y eran de distintas generaciones”. Entonces “necesitaban algo que los representara a todos… hicimos un centro comunitario… no porque había una comunidad, sino para que pudiera empezar a formarse. Desde ahí se han formulado las otras estrategias.”
Estas estrategias incluyen proyectos de agricultura y productivos, estrategias de captación y manejo de agua, programas de mejoramiento de viviendas, e iniciativas para la reflexión colectiva y el diálogo. Estos proyectos tienen como uno de sus objetivos hacer frente, desde la base social, a actividades mineras y agroindustriales que amenazan el balance ecológico del desierto.
Centros comunitarios en Altos de San Pablo
Los centros comunitarios e intervenciones en espacio público realizadas por el Taller Activo del Tec de Monterrey de Querétaro y G3 Arquitectos en los Altos de San Pablo, fueron realizados con base en una metodología que combina análisis territorial y social. Tras mapear índices de marginación y participación, el equipo, encabezado por Alfonso Garduño, ubica sitios en los que la necesidad es mayor y en los que existen ya procesos de trabajo colaborativo.
Las intervenciones arquitectónicas realizadas en estos sitios se suman a procesos existentes y tienen así mayores posibilidades de tener continuidad en el tiempo. Además, la participación se contagia—una vez que una comunidad cuenta con un espacio común para perseguir sus objetivos, colonias aledañas buscan también construir uno propio. Así, el Taller Activo y G3 Arquitectos realizaron el Centro Comunitario La Esperanza, el cual es administrado por grupo de señoras mayores. Poco después, en una colonia aledaña construyeron una capilla de madera que funciona también como centro de reunión para los vecinos.
En palabras de Alfonso Garduño en el catálogo del pabellón de México, “En áreas marginadas donde están en proceso de formalizar, de conseguir títulos de propiedad y de conectarse al agua, se agrupan las personas y trabajan juntas. Pero justo cuando alcanzan lo que buscan, abandonan la organización… Pero hay casos en que la organización sobrevive, y ahí es donde empieza lo más emocionante… a partir de este punto hay un potencial enorme. Descubren los beneficios de estar organizados y expanden sus objetivos”.